28.2.10

Amor a quien amor merece

Hace poco escuché a alguien decir que "la ropa se lava en casa". Hacía muchísimo tiempo que no oía esa frase y mucho menos en ese tono despectivo que despertó una vocecita dentro de mí y muchos pensamientos sobre el lavadero de mi casa.



Hoy, durante gran parte del día, estuve pensando en dónde está mi casa, cómo es...en quién deposito mis secretos, mis sueños, con quién comparto mis dolores, a quien le llevo mis alegrías...¿qué se supone que hagamos con nuestras entrañas cada vez que un sentimiento se desborda?.

Afortunadamente, al día de hoy, sé que tengo compañeros de vida que sé que pueden recibir estas entrañas enmarañadas y sin forma y darme un abrazo y luego ayudarme a ponerlas en su lugar. Me siento agradecida en el recuento pude sacar aquellos tesoros de persona que llevan muchas batallas conmigo y algunos hasta comparten medallas y hasta mis heridas de guerra. Muchos otros que recorren los caminos paralelos para no verse afectados y que son compañeros de los buenos momentos. Me di cuenta que los he mezclado injustamente, que cuando digo; -mis mejores amigos- incluyo a uno que otro que sonríe cuando le he platicado algo delicado, sonríe y cambia de tema; u otros que se interesan por los datos por curiosidad...como leyendo el periódico al cual tampoco se le pregunta nunca cómo está.

Nadie queda en el exilio, pero amor a quien amor merece. Llamemoslo reacomodo y reacondicionamiento de las habitaciones. Necesito un ingeniero, un arquitecto, dos albañiles, un jardinero, un pintor un plomero, un electricista y un carpintero. Esta casa está en remodelación, ya no quiero que sea la misma; en honor a mis amigos más grandes. Los amo.

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