27.2.09

Gracias



Hoy es día de dar gracias...
por la vida,
por el trabajo,
por la salud,
por la familia,
por los amigos,
por mis compañeros,
por mi casa y mis cosas,
por los gatos,
por la comida en la mesa,
por los extraños,
por las plantas y las flores
....por las nubes.

13.2.09

orange is in

Anoche un amigo me invitó a la inauguración de un antro en Santa Fe; Asha. Antes fuimos a cenar. Muy agradable. Luego nos fuimos hacia el lugar en cuestión; no se veía mucho movimiento como nos había descrito una amiga que estaba ahí desde hacía un buen rato...no dijo que estaba por entrar y mientras nos bajábamos del carro pensábamos en encontrarla adentro.

Mientras entramos al centro comercial que alberga el nuevo sitio en cuestión vimos un pequeño grupo de gente ante la cinta de seguridad del antro y ahi distinguimos a nuestra a amiga, muy guapa y con los brazos cruzados y un mohín de disgusto. Entre murmullos escuché que adentro del antro estaba enrique iglesias y jaime camil -está cabrón entrar-. Y así fue, de hecho ni valía la pena mostrar la invitación que traía en la bolsa.

La entrada del lugar era totalmente x, detrás de la cinta de seguridad paseaban dos guarros que rondaban en círculos como leones enjaulados, casi parecían relamerse los labios cuando pasaba cualquier mujer guapa; oímos como intercambiaban saludos que incluian mi amor en tonos chillones y zalameros. Y pasaron...las mujeres y las horas. Los hombres eran sometidos a escrutinio por una rubia de cabello rizado y con rayos tan claros que...simplemente no iban con su bronceado corriente.

Yo esperaba que hubiese muchas mujeres de esas altísimas y hermosas pasando con ese andar que casi parece elevarlas del suelo; pero no fue así, vimos entrar a ruquito tras ruquito después de intercambiar palabras con el guarro de la puerta. El mismo que repartía -un momentito nada más- por todos los cuadrantes de su perímetro, como consolando a las caras que de aburridas pasaron a incómodas. Yo no esperé mucho, a lo más 15 minutos estuve tratando de ignorar lo déspota del trato de la rubia quien se reía de un grupo de muchachos y les hacía preguntas y les trataba de sacar un chiste, como dándoles la benévola oportunidad de hacerla reir y ganarse el pase al Asha.

La puerta se abría muy rara vez y de ahí salía una música ochentera y no se veía movimiento...ya eran 20 minutos y la rubia comenzaba a incomodarme, cada mujer que se acercase a la banda era escaneada de la manera más evidente y grosera que encontró. Uno entiende que parte de su trabajo es ese, pero debieron ver el desprecio que emanaba esa mirada; después de terminar cada recorrido visual hasta por duplicado, a veces secreteaba con el guarro y se reían cómplices, otras veces torcía ligeramente la boca y las más raras, sonreía impostadamente para decir -buenas noches señor-.

Mis amigos parecían no notar esto y todavía se preguntaban si pasaríamos. Supongo que la esperanza se veía alimentada de la cantidad de arañas que vimos pasar, entre mujeres con pupilentes, bronceados casi naranjas y vestuarios de increíble mal gusto. Por supuesto que pasaron también unas pocas parejas hermosas, (que lindos hijos tendrán), un par de señores que aunque feos, distinguidos...uno comprende cuando uno no está a la altura de las expectativas, pero cuando ve pasar a gente que....nomás no, pues no, jajajaja.

Para tal momento ya llevábamos media hora y comenzaba a pensar que mi tono tan natural de piel no encajaba con el ambiente, tampoco mi escasez de arrugas. Un par de amigos se veían pacientes ante la cinta, otros ya fumaban detrás del grupo y yo miraba discretamente al amigo que me había llevado, tratando de ejercer una presión sutil. Finalmente cuando cumplimos aproximadamente 40 minutos de ver el desfile de poliéster decidimos marcharnos sin resentimientos para el guarro "de los momentitos" ni a la rubia racista wannabe. Ellos no se tienen la culpa, finalmente no entendimos que el bronceado naranja estaba de moda y expusimos nuestra palidez obscenamente. Cuanta grosería la nuestra.

11.2.09

Codazo al César

Hay días en que uno se mete con el mundo...en los que admito que le meto el codo a la gente que me empuja en el metro; y no es una agresión positiva en donde quiero darle el golpe, pero simplemente no deseo ser blanco de nadie y la sola conciencia de que si se mete conmigo recibirá la punta de mi codo en su costado me sonroja. Mea culpa.

Hay otros días en los que uno no se mete con nadie...en los vamos por la vida desprevenidos sin esperar nada malo en el camino. Y cuando ello ocurre nos sorprendemos y esto se suma a las molestias que por sí mismo implica el malestar. Ayer fue un día en el que los golpes de codo fueron directo a mi costado, y hoy dudo que hayan sido casualidad, yo ni caminaba cerca....prácticamente abrí un paquete de mensajería y recibí un codazo.

Mi intención es pasármela bien, pero aunque no quiera me zimbra el par de golpes que cada diez pasos me hacen tocarme la cintura. No me postro al suelo y me inundo de drama porque sea lo que fuere, hay que darle a cada persona su importancia y su espacio y cuando alguien del pasado nos manda un codazo quizá lo mejor sea ignorarlo lo más posible.

Al César lo que es del César y lo que no....déjenlo en paquetería, prometo no abrir cualquier porquería.