26.9.08

Pan y ensalada para uno


...en el altavoz de oia una voz inteligible que decía algo de -frutas y verduras- miré hacia arriba buscando la bocina y no la encontré. Tomé un carrito y uno de esos folletos que tienen las ofertas y caminé mientras leía ...yadayadayadavasosdeplástico -no, no necesito eso- yadayadayadasandia -wacala, no me gusta- yadayadayadaquesopanela -quizá-.

Un guardia de seguridad me observaba y a por unos minutos lo vi, de reojo, esconderse entre la ropa interior de niños con mirada sospechosa tipo el perro de los Simpsons. Ñee...dejé el folleto y apresuré el paso por aquellos departamentos que no me interesaban, coches, bebés, juguetes...esquivé intrépidamente a un muchacho que acomodaba una tele inmensa en un punto de venta y seguí mi camino hasta el departamento de mascotas, ahí escogí latas de distintos sabores para beneplácito de mis gatas.

Tenía antojo de ensalada y me fui a la sección de quesos y ahí miré etiquetas por un breve momento, elegí queso de cabra y me lo llevé a la sección de verduras para escoger unas uvas verdes que lo acompañaran. Tuve un lapsus espontáneo en donde deambulé por todo el super sin orden ni pensamiento alguno según se me ocurrían las cosas, visité latería como 4 veces...me encantan las latas.

Finalmente decidí comprarme algo de pan...mi teléfono sonó y empujando el carrito con los codos avancé entre las donas, las conchas y los pastelitos. Me reía por la plática telefónica y una par de señoras me miraron, quizá pensaron que era un esquizofrénica con tortícolis por el cuello ladeado que en realidad sostenía el celular....escogí pan del empalagoso que me gusta y me formé para que me lo empacaran. Una mujer muy grande envolvía delicada pero rápidamente cada pan, la miré de lejos mientras terminaba mi llamada...mis risas se acabaron y me despedí, colgué. 

Me hice consciente de la gente que me acompañaba en la fila...un niño con tres donas muy coloridas (una como la de Homero), un señor con 2 tortas preparadas a las que les escurría mayonesa y un muchacho que solo tenía dos panes en su bandeja. Como yo. El vive solo, pensé muy segura, por eso compra pan para uno, como yo. Dejé de ver sus panes para verlo a él y noté que el veía mi bandeja también...estuve segura de que en ese instante estaba pensando lo mismo que yo, por unos segundos dejamos de ser parte de la masa para tener algo en común, yo sonreí y el se acomodó los lentes, como apenado. Quizá pensó que le sonreía a él, pero le sonreía al pan....jajaja, quizá eso le apenó más. Desperté de mi letargo porque alguien me jaló la bandeja de las manos sobre el mostrador, era la mujer grande....quien murmulló algo que no entendí, yo le sonreí y ella me coqueteó, tomé mi bolsa y me fui diciendole adiós.

Fui hacia la caja registradora y participé, como cada vez que voy al super, en mi propia trivia: ¿Cuánto será mi cuenta?. Miré las revistas y escupí un número. Gané mi trivia y de premio le di $10 al señor que empacaba mi compra...me marché sonriendo, no sé por qué, gasté mucho. Pero sí, como disfruté mi ensalada de queso de cabra, uvas, nueces y miel.


17.9.08

Solo cuando


A mi no me importa si amas mi pecho y odiaste cuando esquivé tus besos.
No sé si vas o vienes, si te metes en la cama de 1 o de 1000...el tiempo en el que ocupabas mis pensamientos se fue, se perdió dentro de sí mismo. 

No me afecta si piensas en mí, si llenas tu tiempo libre viendo mis fotos, no me importa; menos si has olvidado en cual mejilla llevo el lunar o en cual dedo llevo los anillos. Si en la noche suspiras, sonríes, gimes o lloras...no me incumbe, no me emociona, no me alegra, no me enoja.

No quiero saber como estás, cómo fue tu día ya no es importante y ahora navego en internet el tiempo que ocupábamos en platicar. No me sabe el que alguien mencione tu nombre, el mismo cuyas letras se hacen transparentes apenas brotan de otras bocas, tú ya no existes en mis entrañas, el día que saliste me encargué de limpiar la sangre.

Tú ya no recuerdas a qué huele mi perfume. Ya no me tocas, tus manos no me alcanzan, no me inmutas, tu pensamiento es inofensivo mientras permanezca zumbando solo dentro de tu cabeza. 

Me importas vagamente si me hablas a mí...si en la vorágine de tus segundos conflictuados me miras a los ojos y dejas de fingir ese temblor patético en las manos. Solo cuando dices la verdad; por eso no me importas nada.

4.9.08

Por favor no me digan que tenga cuidado


No fue mi día

El martes a las 6:30 am me despertó un timbre....después del primer ring me revolví renuente entre las sábanas preguntandome si sería en mi departamento o en el de al lado. El segundo timbrazo sonó más cercano, tal vez porque ya estaba más despierta. Me levanté rápidamente y me dirigí al interfon:

-¿Sí?-
-Buenos días vecina, soy José Luis del 401; necesito que me ayude, mi esposa salió a comprar medicinas para mi hijo y se llevó mi cartera, el niño tiene más temperatura y estoy muy preocupado y desesperado, por favor présteme $300 y en 40 minutos mi esposa se los devuelve, por favor.
-¿Cuánto necesita?-
-300, se lo suplico...le dejo a mi perro en prenda, por favor-
-Déjeme ver.- (fui al cuarto y regresé con la cartera en la mano) - Solo traigo $200, pero si quiere le pregunto a los demás si tienen para que se lo lleve de una vez-
-No vecina, con eso está bien, me urge ir a la farmacia ya-
-Ok....pues pase-

 Atisbé por la mirilla para ver si estaba dentro del edificio porque si estaba afuera significaba que no tenía llave y no era mi vecino, cabe acotar que no conozco a los varones del último piso, lo vi acercarse...alto, pálido, arugado, cabello encanecido y con un rictus definitivamente opaco de preocupación. Sin levantar la mirada del piso extendió la mano para tomar el billete, luego levantando la cabeza me miró y me agradeció, sin sonreír se marchó....lo vi desaparecer por el pasillo y cerrar la puerta tras de sí.

 Yo cerré mi puerta y miré mi cartera vacía, suspiré y apoyé la espalda en la pared...sentí el tirol y de pronto pensé ¡¡ los vecinos de arriba no tienen perro !!, justo el sábado hubo junta y se hizo recuento de las mascotas de mi edificio. ¡ Carajo !.

Me fui a la cama y me senté, en silencio. Senti miedo de lo que pudo pasar, es cierto, el hubiera no existe; pero me entró un repentino terror...no quería levantarme de la cama ¿Y sí el hombre seguía afuera? ¿Cómo rayos había entrado al edificio sin llave?...miré el reloj y supe que llegaría tarde, por primera vez no me importó y me tape con la sábada aún tibia.

Maldije que mi coche no circulara esa mañana ya que tendría que salir caminando y me figuré más vulnerable. Me dio rabia que me viera la cara, literalmente al robarme. Luego me dio miedo que él supiera en dónde vivo....por otro lado me tranquilizó que él supiera que hay más gente ahí, ya que le ofrecí preguntarle a los demás...y en su cabeza demás pudieran ser 7 personas, jeje.

Finalmente me fui al trabajo, en una marañana de nervios, preocupaciones, especulaciones y tonterías; a tener un día que fue tan malo como empezó. Quizá si hubiese recordado que los vecinos no tienen perro esas 24 horas hubieran sido diferentes, pero no, con la cartera 200 pesos más delgada y transpirando miedo terminé la jornada...y solo se me escaparon 3 lágrimas cuando regresaba a casa por la noche.

** Nota mental, los vecinos no tienen perro