ADIÓS MÉRIDA

Es oficial, a mediados de julio dejo mi amado pueblo para irme a vivir a otro sitio.
Mis amigos se han quedado calladitos y algunos coloraditos cuando les he dicho; me han dado
consejos cariñosísimos que he aceptado en silencio, consejos de las cosas que debo y tengo que
hacer y sobre cómo debo cuidarme de la gente indeseable; yo los acepto como si nunca hubiera
viajado, con una sonrisa y con el mismo cariño con el que fueron expedidos.

Todas las mañanas pienso en lo que dejaré; pienso en mi familia, en mis amigos, en mis sitios
favoritos, en mi minina, en mi casa que tanto me gusta, en mis amores. También pienso en todo
lo que conoceré y se convierte en una emoción agridulce, rara y emocionante; quiero estar
despierta más tiempo para poder vivirla más.

Tengo que ordenar las cosas que dejo, como mi computadora y mi cuarto...lo que más me pesa
es que no me puedo llevar todos mis libros, ni de chiste ¿que voy a hacer ahí cuando me
encapriche en leer solo unas hojas de alguno de mis libros? eso me pone nerviosa, son como
gustos que uno está acostumbrado y eso justamente me da cosa...mis caprichos.

También se acabó mi mami que me cocina mi comida favorita, se gastó la ropa limpia que
aparece mágicamente colgada en el clóset, Pascual ya no se aparecerá barriendo y recogiendo lo
que dejamos tirado. Se acabó, pero dejar esas comodidades es un precio que quiero pagar a
cambio de otras cosas que sí son importantes para mí...ya localizaré una lavandería porque eso
de lavar la ropa es lo único que me da hueeech.

No sé qué voy a meter en la maleta, si quiero hacer una vida lejos de mi casa ¿qué es lo que
realmente necesito? Si para viajar una semana soy capaz de llenar una maleta gigante me veo
llenando fácil 5 maletas, pero no, sería ridículo...quizá deba dejar mi colección de yunques,
jejeje; no tengo una, pero si una colección de gatos seguramente se quedará ¿a quien mirarán
ahora los gatitos de madera y cristal?. Cuando pienso en mis maletas pienso en el programa
WinZip y sueño con comprimir mis cosas en un paquetito ligero y bien envuelto.

Esto de irse incluye hacer muchas promesas, compromisos y pactos; lo que me da cosa es
despedirme, como que quisiera tener una máquina teletransportadora para evitar el proceso
de dar abrazos de esos que duelen y de controlar a la lagrimita traicionera, son realmente pocos
a los que me interesa decirles "hasta pronto" y despedirme...de repente aparece gente que no
he visto en años que quiere despedirse y yo me pregunto por qué no se despidieron antes de
desaparecer y ahora que yo lo hago a huevo me obligan a llorar al respecto, jejeje. No se crean,
es solo que tengo despido-fobia, jejeje; también tengo callecito-fobia pero eso es otra historia.

Comienza el mes de juntar, ordenar, tristear y soñar, comienza una etapa nueva en mi vida.