...en el altavoz de oia una voz inteligible que decía algo de -frutas y verduras- miré hacia arriba buscando la bocina y no la encontré. Tomé un carrito y uno de esos folletos que tienen las ofertas y caminé mientras leía ...yadayadayadavasosdeplástico -no, no necesito eso- yadayadayadasandia -wacala, no me gusta- yadayadayadaquesopanela -quizá-.
Un guardia de seguridad me observaba y a por unos minutos lo vi, de reojo, esconderse entre la ropa interior de niños con mirada sospechosa tipo el perro de los Simpsons. Ñee...dejé el folleto y apresuré el paso por aquellos departamentos que no me interesaban, coches, bebés, juguetes...esquivé intrépidamente a un muchacho que acomodaba una tele inmensa en un punto de venta y seguí mi camino hasta el departamento de mascotas, ahí escogí latas de distintos sabores para beneplácito de mis gatas.
Tenía antojo de ensalada y me fui a la sección de quesos y ahí miré etiquetas por un breve momento, elegí queso de cabra y me lo llevé a la sección de verduras para escoger unas uvas verdes que lo acompañaran. Tuve un lapsus espontáneo en donde deambulé por todo el super sin orden ni pensamiento alguno según se me ocurrían las cosas, visité latería como 4 veces...me encantan las latas.
Finalmente decidí comprarme algo de pan...mi teléfono sonó y empujando el carrito con los codos avancé entre las donas, las conchas y los pastelitos. Me reía por la plática telefónica y una par de señoras me miraron, quizá pensaron que era un esquizofrénica con tortícolis por el cuello ladeado que en realidad sostenía el celular....escogí pan del empalagoso que me gusta y me formé para que me lo empacaran. Una mujer muy grande envolvía delicada pero rápidamente cada pan, la miré de lejos mientras terminaba mi llamada...mis risas se acabaron y me despedí, colgué.
Me hice consciente de la gente que me acompañaba en la fila...un niño con tres donas muy coloridas (una como la de Homero), un señor con 2 tortas preparadas a las que les escurría mayonesa y un muchacho que solo tenía dos panes en su bandeja. Como yo. El vive solo, pensé muy segura, por eso compra pan para uno, como yo. Dejé de ver sus panes para verlo a él y noté que el veía mi bandeja también...estuve segura de que en ese instante estaba pensando lo mismo que yo, por unos segundos dejamos de ser parte de la masa para tener algo en común, yo sonreí y el se acomodó los lentes, como apenado. Quizá pensó que le sonreía a él, pero le sonreía al pan....jajaja, quizá eso le apenó más. Desperté de mi letargo porque alguien me jaló la bandeja de las manos sobre el mostrador, era la mujer grande....quien murmulló algo que no entendí, yo le sonreí y ella me coqueteó, tomé mi bolsa y me fui diciendole adiós.
Fui hacia la caja registradora y participé, como cada vez que voy al super, en mi propia trivia: ¿Cuánto será mi cuenta?. Miré las revistas y escupí un número. Gané mi trivia y de premio le di $10 al señor que empacaba mi compra...me marché sonriendo, no sé por qué, gasté mucho. Pero sí, como disfruté mi ensalada de queso de cabra, uvas, nueces y miel.