16.12.08

The nanny


Justo ahora estoy de nana del perrito de mi jefa, quien salió a comer...son estos momentos de la vida en donde pongo en duda si realmente quiero tener hijos. 

Faltan 4 días para salir de vacaciones....cantemos juntos -happy, happy, joy, joooooy!-

Yeaah !

1.12.08

Mimosa, diosa, odiosa


Hoy alguien me preguntó si me estaba enamorando. Le dije que no.

Pero claro que quiero. Enamorarse es delicioso. Y sin entrar detalles en la onda apocaliptica de -ya no hay hombres- simplemente no me he dado cuenta de que cerca de mí hubiese algún espécimen-material de buena calidad como para derretirme murmurando palabras rosas y esponjosas. Con la edad uno se vuelve -picky- de los que dicen -ash, no.- picky de los ingenuos que se vuelven pseudo-selectivos a fuerza de madrazos. Pero dentro, muy dentro sabemos que podemos elegir tan mal como en el pasado, pero igual es lindo sentirnos más expertos ¿o no?.

Hay un chico que me gusta...no es muy guapo, pero tiene un nosequequequeseyo que me atrae, últimamente he tenido problemas para admitirmelo, por aquello de que la señora de la limpieza ha tenido que trapear extra por mi escritorio....las babas, ustedes saben. 

El babear nos convierte en blanco de miradas, de risitas, de complicidades, de secretitos, de intercambio de miradas....se nos ve diferente, punto y aparte de que nos esmeramos un poquito más en escoger la ropa, en perfeccionar el peinado, niéguenmelo. Es como un círculo vicioso, queremos que el individuo en cuestión nos regale un poquito de su mirada, en consecuencia de ese esmero le metemos más ganas a las cosas, nos sentimos más alegres, mimosos, más vivaces, más chistosos, más envalentonados, más muchas cosas más; todo esto alimenta un bienestar que se retroalimenta de nosotros mismos....riquísimo. Es algo que ya no depende del otro guey o gueya, ya es como una cosquillita en nuestras panzas semi-enamoradas.

Yo no quiero hablar de amor, porque no lo tengo en mis brazos. Camuflo mis sonrisas y las cubro con risas, no quiero que nadie me vea los cachetes, rosados cuando él pasa. Lo ignoro un poco....no me siento junto a él, me siento enfrente. Lo desafío de vez en cuando, me río tanto de él como lo hago con él. Hay días en que no lo veo a los ojos, le esquivo, le evado, me evado. Naufrago.

Las cosquillas ya no son producto de él, son producto de mí. Es una embriaguez que se reactiva cada mañana y se queda conmigo en la noche, junto a la almohada. Que yace y descansa, que despierta y me ciega. Ya no es él, soy yo...quizá, solo quizá, mañana no le vea más, pero hoy me hizo sentir viva, mimosa, diosa, odiosa, y al final del día eso va bien. Cuando me enamore será ooootra historia, una metida de 4 patas, hermosa.